viernes, 23 de mayo de 2014

Tres poemas de Sergio Mondragón


Insomnio

la hora negra abre la boca
el tic tac de la carne crepita en la almohada

rostros desfilan monocordes y lentos
recuerdos humedecidos por los años
fermentados por las lluvias de innumerables veranos
voces vencidas por la memoria
ciudades aeropuertos despedidas
                                    anclados en la niebla

la caravana
avanza contra la tormenta
búhos en sus nichos de roca
niegan lentamente con la cabeza balanceando
sus largas cabelleras
cuerpos canciones cementerios
                                arrastrados por el viento

el musgo del deseo el rumor de la rata
crujen en la sombra
el peso de la noche rompe la rama
el reloj cae sin fin

estiro la mano palpo la cama enorme
estoy con los ojos inmensamente abiertos
relumbrando en la noche


Laberinto

no basta
mirar
es necesario poner en movimiento
los sueños del caballo de mar
de la memoria
los suntuosos palacios
soñados esta madrugada
no basta
escribir el poema
es necesario zambullirse en la concentración
del barrer
del amar del mirar el cuerpo de una hormiga
es posible entonces echar a correr
de cara hacia el misterio
contenido
en una taza de té
el poema se organiza luego
la máquina se para
y el paisaje comienza a cantar
se desliza la mano sobre el lomo del viento
un nuevo grito en el bosque se inaugura
un nuevo canto gotea hacia el asfalto
mi perro reza de rodillas
mi molinillo de oraciones trepida en el aire
ya todo es una feria volteada de cabeza
como una virgen perseguida en los pasillo del laberinto
el místico laberinto
de una vara y una caja de laca
en la que guardo mi poema
lo doblo
y lo coloco en los estantes de la cabeza
mientras sales a la calle
y andas como entre el recuerdo del poema que tramas
mientras te repites
no basta mirar
es necesario


Domingo

domingo por la mañana
día de libertad
pasan los globos de colores
oigo voces alegres a mis espalda
voces ataviadas de fiesta
domingo
día de lectura
día de rondas y de flores
día de búsqueda por el desván
día de bodas entre mi mano derecha
y mi pie izquierdo
día de podar los pinos del jardín
día de contar historias a los niños
pasan mis vecinos
van a su placeres a los montes
a sus panes en los parques
a sus picnics sobre el pasto
domingo      domingo
tu sol ya está alto
tus pájaros están de viaje
tu viento silba cargado de nostalgia
en una atmósfera de plomo
domingo
pasa la carroza del fastidio
por la calle
y todos mis vecinos se trepan a ella
con la sonrisa en los labios



(De El aprendiz de brujo, Lecturas Mexicanas, SEP, México, 1986)
                                                                       

2 comentarios:

Rocio dijo...

Soy un amante de la buena poesía y por eso esta bueno tener la posibilidad de leer a distintos poetas, sobre todo a aquellos destacados. Ojala que pueda obtener promociones vuelos y viajar a otro país, en el que pueda disfrutar de su poesia

Víctor Argüelles dijo...

Mi estimada Rocío, le dejo un saludo y gracias por su comentario. Coincidimos con el buen gusto por la poesía.