jueves, 13 de marzo de 2014

Cinco poemas de Eduardo Chirinos



Eduardo Chirinos (Lima, Perú, 1960)


Poema de amor con rostro oscuro

[1]
cómo llamar este poema lo llamaré fluir de aposentos
lo llamaré estrépito de frondas poema de amor con rostro
oscuro hermoso título alguien no sé quién me dice cuídate
de los significados no busques verdad detrás de la belleza
aprende a respirar con la mirada en una galería de arte
una mujer de ojos tristes devora ratas devora picassos
duerme en cuartos de hospital escucha esta historia érase
una vez una princesa bah la muerte no tardará en aparecer
la muerte sus ojos azules sobre mi plato vacío

[2]
nunca sabrá quién soy es ciega y aborrece las miradas
le ofrezco una hoguera un puñado de nieve le ofrezco
una rosa cortada ¿ahora de qué hablamos? hablemos
del cielo hablemos del miedo esta noche habrá tormenta
mejor caer y nunca levantarse cómo le pregunto
y desaparece no sé si volverá sin embargo espero
con mi diente de leche con mi vieja colección
de estampillas con mi hoja de afeitar y un espejo
de noche viene me susurra al oído eres único me dice
en un millón de años sabré su verdadero nombre
su rostro oscuro pleno de cielo pleno de miedo

[3]
¿por qué escribo esto? pupila incandescente soy un cisne
sueño morir en tu sueño en una caja donde arda el infierno
donde todo enceguezca la tormenta nada dice es muda
debiste haberme mirado aquella vez los viñedos
florecían las vacas pastaban yo era feliz tú eras feliz
la transparencia del enigma entibiaba el café la disección
del mito la muerte de cualquier teoría soy un cisne
mi sueño es morir en tu sueño ¿por qué no me miraste?

[4]
los estudiantes preguntaron el significado del dolor
con una hoja de afeitar le corté el dedo a una muñeca
no hubo sangre no hubo parpadeo dije esto es el dolor

[5]
simultáneamente leo y escribo es lo justo las montañas
aprueban por exceso la noche cierra un ojo con el otro
me contempla no hay nada alrededor hay flores de plástico
purgatorio a punto de cerrarse y puertas y ventanas la luz
se impacienta el tiempo destruye los relojes ¿puedo hablar?
no es necesario las páginas arden tu lámpara se quema
yo me desnudo dejo que el frío encienda mi pene